Ante el alarmante grado de contaminación atmosférica que amenaza con creciente asiduidad a los habitantes de nuestras principales ciudades y zonas industriales, no dejan de resultar chocantes las medidas tomadas por los organismos «competentes», el práctico silencio de los medios científicos y la resignada aceptación de la mayoría de los afectados.
martes, 3 de febrero de 1981
Política de avestruz en la batalla contra la contaminación
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