miércoles, 26 de octubre de 2016

40 años no es nada

Gran parte de los primeros pasos del ecologismo político se dieron en Aepden hace ya cuarenta años. Uno de sus activistas repasa cómo fueron las primeras luchas, las organizaciones y cómo hemos llegado hasta Ecologistas en Acción.


Se cumplen 40 años del nacimiento de Asociación de Estudios y Protección de la Naturaleza (Aepden) [1], que recogió el testigo del ecologismo político inaugurado por Asociación Española para la Ordenación del Medio Ambiente (Aeorma) unos años antes.
No voy a hacer un relato de los acontecimientos acaecidos, pero sí quiero recordar un hito de gran trascendencia: El Plan Energético de Tránsito [2], elaborado por aquel grupo que formábamos la Comisión de Energía y Recursos y que sentó las bases técnicas en la lucha contra la abusiva nuclearización que pretendía el Plan Energético Nacional (PEN). Quedó claro que este respondía a una determinada opción política cuya filosofía central –más allá de los datos que se manejaban y cómo se manejaban– aglutinaba a prácticamente todas las fuerzas políticas representadas en Las Cortes.

La única justificación, por velada que estuviera, era la nuclearización de todo el territorio estatal. Nuestra humilde contrapropuesta ni siquiera era algo que pusiera en cuestión el sistema de manera frontal. Simplemente tratamos de adaptar un aprovechamiento racional de la energía a las necesidades del usuario o del uso final a que estuviera destinada. En resumen, proponíamos un predominio de la energía solar, hidráulica, biomasa, geotérmica y eólica para el año 2000 y un total dominio de estas en el año 2025. Así mismo, una mínima utilización de las energías convencionales (carbón, petróleo y gas), limitada a los usos específicos que no podían ser sustituibles. Y, por supuesto, rechazo absoluto de la energía nuclear.

Para ello, decíamos, era preciso realizar ajustes técnicos que evitaran fugas energéticas al máximo, permitiendo aplicar tecnologías de aprovechamiento que alargarían el período de duración de las fuentes de energía no renovables y que ya habían sido adoptadas por muchos países. Y, por supuesto, cambios estructurales, institucionales y sociales que suponían una redefinición de los objetivos y las necesidades de la sociedad, un cambio en el "qué" y el "para quién" se trabaja y se produce.

Dinamizar la lucha ecologista

En esos primeros años la presencia de Aepden dinamizó la lucha ecologista junto a otros grupos, tales como la Asociación para la Defensa Ecolóxica de Galicia (Adega), Asociación en Defensa de la Naturaleza y los Recursos de Extremadura (Adenex), Grupo Ornitológico Balear (GOB), Asociación Asturiana de Amigos de la Naturaleza (Ana), Defensa del Patrimonio Natural (Depana) en Cataluña, etc... y, especialmente, los Comités Antinucleares de Euskadi.

Y Aepden estuvo en esa etapa en primera línea, colaborando muy activamente en la formación de la Coordinadora Estatal AntiNuclear (CEAN) y otras estructuras de coordinación, tanto a nivel estatal como de Madrid [3]. Recuerdo especialmente la muy activa Comisión de Estudios Marinos, que capitaneó la lucha contra la esquilmación de las ballenas y otros cetáceos.

Decía Dominique Simonnet [4] en 1980 que "el movimiento ecologista quizá no se hubiera desarrollado sin centrales nucleares", lo que –al menos en parte– comparto. Desde luego, hubiera sido de otra manera.

Aquella fue una etapa de enorme entusiasmo y fortaleza, que pronto se vio inoculada por el ’virus’ de la desunión. Los sectores más políticos y más enfrentados al sistema en torno a las cuestiones energéticas tenían un difícil encaje con los sectores naturalistas, o viceversa. Algún ’importante’ personaje, representativo de estos últimos, llegó incluso a plantear en una asamblea la disolución de la asociación, habida cuenta de que habían perdido iniciativa en comparación con el sector más político. De esta crisis salimos muy tocados y la actividad fue boicoteada por alguna gente, cayendo a mínimos y existiendo la posibilidad muy real de que desapareciéramos del mapa.

Recuerdo que yo mismo realicé un dossier para Noticias Obreras, revista de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC, que titulé "Las eléctricas: un expolio más al pueblo" [5], en el que, entre otras cosas, se explicaba el muy confuso recibo de la luz. Sin embargo, lo firmé como Aepden-Amigos de la Tierra con la finalidad de dar la sensación de que existíamos y de elevar el ánimo de quienes quedábamos. Además, a eso se juntó –o precisamente por eso– que la presencia del PSOE era cada vez más golosa para el sector naturalista y la ’radicalidad’ de la Comisión de Energía y Recursos no era demasiado digerible para dicho sector.

En la propia Comisión de Energía ya se venían produciendo intentos de captación, que finalmente dieron sus frutos, tanto en forma de cargos –en Aepden– como en forma de encargos y trabajos a algunas personas de nuestra organización y de otros grupos que, en realidad y tal como comprobamos pasado el tiempo, se habían formado precisamente con esa finalidad.

No obstante, todo ese proceso tuvo la enorme virtud de que clarificó el panorama; ya se sabía dónde estaba cada uno o cada una. Nuestra resistencia dio sus frutos. Fue en aquellos primeros ochenta cuando el pequeño pero muy activo Colectivo Ecologista La Cebada se disolvió para entrar en Aepden y cuando llegaron los Ladis, Rosana, Nacho, Juanjo, Goyo, etc., que fueron una maravillosa inyección de aire fresco como el futuro confirmaría.

Mantener el barco a flote

Habíamos mantenido el barco a flote con los José Luis, Paz, Hilario, Nuria, Lucena, Santamarta, Santi, etc. y los nuevos tiempos, con la campaña Anti-OTAN en el centro y la llegada de gente tan importante para el movimiento ecologista y pacifista como Ramón Fernández Durán, Antonio Estevan y Daniel Wagman nos darían un impulso que ya sería imparable. Unos años más tarde llegaría la consecuencia: Ecologistas en Acción, historia ya conocida. Y junto a la tristeza, alegre por su ejemplo, de que algunos ya no están entre nosotros, es hermoso comprobar que algunos y algunas de aquellos y aquellas resistentes siguen en la brecha; todos son los imprescindibles de Bertolt Brecht [6].

Los personalismos

De aquellos años pioneros datan los grandes personalismos y el del secretario general de Aeorma no fue el peor. Al menos este era evidente y, al ser obvia la realidad, se puede oponer una acción colectiva enriquecedora. El entorno de la llegada del PSOE al poder en el 82 desató muchas pasiones y alguna que otra ingenuidad en alguna gente. Se creaban grupos nuevos que desaparecían rápidamente; algunos con apariencia profesional para dotarse de una cierta pátina de ’asesores’. La mayoría de veces alrededor de una o dos personas, que eran quienes conseguían los trabajos y, de paso, sus voces críticas acalladas.

Los grupos más dinámicos no fueron ajenos a esos personalismos: la propia salida de Aepden de la Federación de Amigos de la Tierra es una muestra más. Quienes, con la fe en la acción colectiva, han sabido estar a la altura... en los 70, los 80 y 90 y, especialmente ahora, en el siglo XXI, con tantas y tan formidables amenazas, son quienes nos demuestran a cada instante que es posible, si no pararles, al menos frenarles, ya sea la nuclearización absoluta otrora, la militarización de la sociedad o el avance en las reivindicaciones por otro modelo de transporte. La realidad es que, por ejemplo, la movilización consiguió que se ralentizara la nuclearización y que la construcción de alguna central se paralizara.

Lo que me interesa resaltar es que la cercanía del poder siempre es un peligro... si no se es consciente de él y si dicho poder es una parte intrínseca del sistema. Algunos no quisieron verlo para mayor loor de sí mismos. Y si digo ’algunos’ es porque básicamente fueron hombres, lo que debería hacernos reflexionar más vivamente sobre el papel excesivamente testosterónico que se da en las organizaciones, incluso las que se reclaman progresistas.

Conclusión provocadora

Hoy tenemos datos más que suficientes para el análisis y precedentes peligrosos que nos pueden servir de pauta. Aquellos años de resistencia sentaron las bases para que hoy Ecologistas en Acción sea una referencia clave en la lucha antiproductivista y por la defensa del entorno, que hoy es casi lo mismo que decir la lucha internacionalista y por la paz.

Ecologistas en Acción ha recogido nuestros pequeños éxitos y nuestros fracasos de otros tiempos [7] en una fantástica capacidad para la acción, con un amplio grupo de mujeres y hombres con gran capacidad activista, técnica, intelectual y organizativa que permite un enriquecedor trabajo conjunto de todos aquellos que sienten que este pequeño planeta azul puede acabar hundido en la mezquindad y el egoísmo. Sin olvidar que, aunque haya crisis, que las habrá, siempre se puede salir fortalecidos.

Desde nuestro modesto Plan Energético de Tránsito [2] hasta la campaña Anti-OTAN de los años siguientes, demostramos que se puede hacer retroceder al capital nuclear, al capital militarista o al capital inmobiliario, así como a sus gobiernos. Y esta es una cuestión clave: no son omnipotentes o, lo que es lo mismo, son menos fuertes en la medida que nosotros lo seamos más.

Hace casi cuarenta años nos “asustábamos” con que no tuviéramos que estar diciendo hoy lo mismo que antaño. Desgraciadamente en muchos casos sigue no igual sino peor. Pero ahora están más armadas las conciencias y somos más fuertes. Ecologismo o caos.

Nos vemos en cuarenta años.

Luis Alberto Sanz. Revista Ecologista nº 90.


Notas

[1] Aunque el nombre inicial fue Aeden (Asociación de Estudios y Defensa de la Naturaleza), cambiado, u obligado a cambiar, a Aepden (Asociación de Estudios y Protección de la Naturaleza) para evitar equívocos con la "oficialista" Adena.


[2] Modelo Energético de Tránsito. Respuesta ecologista al Plan Energético Nacional. Comisión de Energía y Recursos de Aepden-Amigos de la Tierra. Miraguano Ediciones. Madrid, 1979.

[3] En diciembre de 1983 hay una Asamblea General de la Coordinadora Ecologista de Madrid, que agrupaba a los grupos más politizados de Madrid y que fue un precedente de la CAME (Coordinadora Asamblearia del Movimiento Ecologista) a nivel estatal. Véase una historia más completa en el blog.

[4] Citado en Luis A. Sanz, "La coordinación internacional de la lucha antinuclear y la situación en España". Revista "A priori", nº 3. Madrid 1982.

[5] N.O. Revista de la Hermandad Obrera de Acción Católica. Núm. 832, mayo 1982.

[6] En 1985 se produce el cambio de nombre a Aedenat (Asociación Ecologista de Defensa de la Naturaleza), por tensiones con el sector naturalista (Comisión de Vida Silvestre). En esta época el nuevo nombre de nuestra comisión era Comisión de Energía y Armamento. Véase la historia en el blog.

[7] Sirva este artículo de homenaje a Antonio Lucena, Ramón Fernández, Antonio Estevan, Daniel Wagman y Ladislao Martínez, nombrados en orden de edad.

[8] Podríamos establecer un paralelismo con la política general, pero esa es otra historia.