martes, 1 de octubre de 1996

Amplificador de Energía para Aragón

Desde las portadas de los diarios y las pantallas de televisión nos sorprende la noticia de que el presidente de Aragón, Santiago Lanzuela, pretende instalar en esta tierra el prototipo del Amplificador de Energía y para promocionarlo ha invitado a su promotor Carlo Rubbia, exdirector del CERN (siglas francesas del Centro Europeo de Investigación Nuclear), para que se entrevistase y convenciese a diversos representantes sociales aragoneses, entre los que se ha excluido a los ecologistas. 

Pegatina

 

Fisión limpia: Dos términos contradictorios

El físico italiano propone un nuevo sistema para obtener energía mediante la fisión. Este método consiste esencialmente en usar aceleradores de protones para bombardear núcleos de Torio-232, un elemento más ligero que el Uranio, para producir fisiones. El Torio-232 se transforma en Uranio-233 mediante la absorción de un protón o de un neutrón. El U-233 es fisible dando más neutrones que a su vez transformarían otros núcleos de Th-232 en U-233 y producirían nuevas fisiones. Sin embargo, los neutrones producidos no son suficientes para sostener la reacción, es decir, que se estaría siempre en régimen subcrítico. Esta sería, sin duda, la ventaja fundamental de este proceso sobre la fisión convencional, el material fisible estaría siempre por debajo de la masa crítica y, por tanto, la reacción no se mantendría a sí misma. Sería, pues, imprescindible mantener encendido el acelerador de partículas, lo cual equivale a que siempre se tendría control sobre la reacción, con lo que se evitarían graves accidentes con fusión del núcleo del reactor, del tipo de Chernóbil o Harrisburg, centrales que, por cierto, en su día se dijo que eran seguras.

Es innegable que este nuevo procedimiento será más seguro. Pero se raya en el cinismo cuando se dice que se tratará de un método limpio. En la fisión de este elemento, como en cualquier otra fisión, se van a producir una gran cantidad de neutrones que convertirán en radiactivos todos los objetos que estén sometidos a su flujo, del mismo modo que ocurre en los reactores convencionales. Este inconveniente no es pequeño, porque aunque estos residuos son de media y baja actividad y de vidas medias de cientos de años, no son en absoluto un problema que se pueda desdeñar pues presentan el serio inconveniente de ser tremendamente voluminosos.

En segundo lugar, en toda reacción de fisión se producen los llamados productos de fisión. Se trata de nucleidos de peso atómico medio, pero con una gran proporción de neutrones, lo cual los convierte en terriblemente radiactivos. Desprenden grandes cantidades de energía y partículas en forma de radiactividad: una sola tonelada emite 1,59 Mw (millones de vatios) de potencia en forma de calor y 177 millones de Curios de radiactividad. Son cifras tremendas que convierten en un gran problema su almacenamiento, que debe estar refrigerado de forma activa y además debe constar de un grueso blindaje biológico. La vida media de estos nucleidos está también en los cientos de años, pero se trataría de residuos de muy alta actividad. Algunos de los productos de fisión se consideran tan peligrosos como los transuránidos, como el Tecnecio-99 y el Iodo-129, pues ambos son solubles en agua, lo que hace que se podrían escapar de su almacenamiento a través de las aguas subterráneas, contaminándolas.

Otra hipotética ventaja de esta reacción sería que no se formarían transuránidos, que son radiactivos durante cientos de miles de años. La formación de elementos más pesados que el Uranio se produce mediante la captura de neutrones y, como se ha dicho, estos van a ser abundantes en la reacción. La formación de transuránidos a partir de Torio es menos probable que en la fisión convencional, pero no se puede descartar. A pesar de que el profesor Rubbia asegura que sólo se producirían unos 10 g de Plutonio por tonelada de combustible, otros cálculos (Nature, vol 366 (19793) pág. 392) indican que se producirían varios kg.

Por último, queda el problema económico. El 10 % de la energía generada debería invertirse en alimentar el acelerador. Considerando que de toda la energía desprendida sólo la tercera parte se convierte en energía eléctrica, que es el rendimiento típico de la conversión del calor en electricidad, llegamos a la conclusión de que estos nuevos reactores tendrían una eficiencia más baja que los convencionales. A este serio inconveniente habría que sumarle el hecho de que la inversión inicial sería mayor que para una central convencional, puesto que sería necesario construir el acelerador y las dificultades tecnológicas serían mucho mayores. Probablemente, si se hacen las cuentas con cuidado, se llegue a la conclusión de que este "revolucionario" sistema para obtener energía ni siquiera resulte rentable con los estrictos criterios de mercado.

Desde nuestro punto de vista no se trata más que de otro espejismo que contribuiría a mantener la industria nuclear y en el que es deseable que no se invierta ni un duro. La aparición de este proyecto tiene mucho que ver con la necesidad de financiación que sufre el CERN por el recorte de las aportaciones de algunos países en los últimos años. Con una mínima parte del capital que se ha desviado para inversiones en el CERN se habría desarrollado mucho más la investigación en las energías renovables, que esas sí que son limpias.


Los grandes inventos del profesor Rubbia

No contento con proponer la panacea energética de la fisión limpia, Carlo Rubbia declara sin ningún pudor que se le ha ocurrido cómo eliminar los residuos de la energía nuclear (El País, 10 de Marzo de 1994), lo que haría innecesarios los cementerios nucleares . Pasemos por alto la fantástica sensibilidad medioambiental de Rubbia que llega a declarar que él "no ha vendido la piel del oso antes de matarlo, sino que ha visto el oso y le ha disparado inmediatamente". Fijémonos, tan sólo, en la falta de respeto a la gran cantidad de científicos que llevan años investigando la posibilidad de convertir las sustancias radiactivas procedentes de las reacciones de fisión estables, mediante el uso de aceleradores de partículas.

Antes de que Rubbia hiciera público su invento existían ya proyectos en Estados Unidos, Francia, Rusia y Japón (La situación en el mundo 1992, Lester Brown, CIP). De momento han arrojado unos pobres resultados, disminuyendo poco la radiactividad de la muestra y con unos costes económicos demasiado altos.


Aedenat-Ecofontaner@s de Aragón




 Más información:

Comparecencia en las Cortes de Aragón de D. Juan Carlos Rodríguez Murillo, representante de Aedenat